Carme Pigem es una de los integrantes del estudio RCR, ubicado en Olot, Girona. Su obra -desde el Estadio de Atletismo hasta el recientemente finalizado Museo Pierre Soulages- se caracteriza por una singular relación con el paisaje, por unas formas geométricas elementales y por un uso de los materiales a la vez arriesgado e intensamente expresivo.
Carme Pigem i Barceló (Olot, Girona, 1962) estudió Bellas Artes en la Escuela de Olot antes de estudiar arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura del Vallés, sucursal de la Escuela de Arquitectura de Barcelona. Allí encuentra a Rafael Aranda -también de Olot-, y al que será su marido: Ramón Vilalta, de la cercana ciudad de Vic. Juntos fundan en 1987 el estudio RCR Arquitectes.
En alguna ocasión, han comparado su trabajo en conjunto como la interpretación de una pieza de jazz, en la que los distintos instrumentos se alternan para llevar el tema principal mientras el resto les acompaña.
Uno de los aspectos más importantes (de nuestra arquitectura) es que somos tres personas desde el inicio, por lo que se estamos hablando de una creatividad compartida y esto es algo bastante especial.
En lugar de trasladarse a la efervescente Barcelona, que preparaba los Juegos Olímpicos de 1992, deciden instalarse en su ciudad natal de Olot, en medio de la comarca catalana de La Garrotxa. De hecho, en 1989 son nombrados arquitectos asesores del Parque Natural de Interés Nacional de la Zona Volcánica de la Garrotxa. Gran parte del carácter de su obra está marcado por la singular interrelación que establece con el paisaje de esta tierra, como el estadio de atletismo (Olot, 1999-2011) inmerso en el bosque, el Parque de la Piedra Tosca (Les Preses, 2004), que recupera el trabajo de parcelación agrícola en los cráteres volcánicos, o las bodegas Bell-lloc (Palamós 2005-2007), enterradas entre los viñedos.
También el paso del tiempo se incorpora en su arquitectura, a partir del uso de materiales que envejecen, como el acero Cor-ten, o mediante el tratamiento de la luz cambiante a la largo del día.
* Texto por Joaquim Quixal, cortesía de Un Día | Una Arquitecta
